martes, 29 de diciembre de 2015

Un cuento para el Año Nuevo

Buenos días a todos, y por las fechas en las que nos encontramos, no puedo comenzar esta entrada sin antes desearos ¡FELIZ NAVIDAD!

Hace ya unas semanas, subí una entrada navideña adelantándome un poco a esta época, y lo cierto, es que con la de hoy también voy un poco adelantada, ya que quiero dedicársela al año nuevo que estamos a punto de comenzar. A pocos días de comenzar el año nuevo, lo mejor que podemos hacer es reflexionar sobre el año que dejamos atrás y plantearnos nuevos propósitos para este 2016.
Esta entrada, es también un poco especial, ya que el cuento que voy a presentaros es algo diferente a los demás puesto que no se trata de un cuento clásico como los que os he ido enseñando hasta ahora, sino que es el llamado “Un cuento para el Año Nuevo”, una historia algo diferente pero muy significativa para estas fechas que nos dejará mucho que pensar estos días; es por esto, por lo que los apartados variarán un poco con respecto a las entradas anteriores, omitiendo la historia por ser desconocida y la edad a la que va dirigido, ya que, del mismo modo que en la entrada anterior, es un cuento dirigido tanto a niños como adultos de cualquier edad. Espero que os guste este cuento, y aunque un poco por adelantado, ¡FELIZ AÑO NUEVO!

·         Resumen:

Cuentan que al acercarse el fin de año, los ángeles más curiosos se asoman a las nubes para escuchar los deseos para el año nuevo que les piden las personas desde la Tierra.
En cierta ocasión, el ángel más joven y entusiasta le preguntó al más viejo y sabio cuáles eran los deseos que las personas habían pedido para ese año, a lo que este le respondió que predominaba el amor, la paz, la felicidad o la salud. Al oírlos, el joven ángel se sintió feliz, ya que todos estos eran valores muy importantes y necesarios; sin embargo, el ángel más viejo se sintió decepcionado, ya que estos pedidos eran los mismos cada año, y constituyen aspectos muy abstractos que no pueden concederse desde el cielo a modo de regalo.
Por este motivo, el ángel más joven se ofreció a ayudar, y el ángel más viejo, le sugirió convertirse en un susurro e ir recorriendo los oídos de quienes quisieran escucharle para transmitirles un mensaje diferente, que partiera de ellos mismos a través del cual pudieran hacer del mundo un lugar mejor; a lo que el joven ángel accedió rápidamente.
Después de ponerse de acuerdo en el mensaje y de que el ángel joven realizase su duro trabajo, a pocos minutos de terminar el año, el ángel viejo pudo oír a través de las palabras de un hombre el siguiente mensaje:
“Un nuevo año comienza. Entonces, en este mismo instante, empecemos a recrear un mundo distinto, un mundo mejor.
Sin violencia, sin armas, sin fronteras, con amor, con dignidad; con menos policías y más maestros, con menos cárceles y más escuelas, con menos ricos y menos pobres.
Unamos nuestras manos y formemos una cadena humana de niños, jóvenes y viejos, hasta sentir que un calor va pasando de un cuerpo a otro, el calor del amor, el calor que tanta falta nos hace.
Si queremos, podemos conseguirlo, y si no lo hacemos estamos perdidos, porque nadie más que nosotros podrá construir nuestra propia felicidad”.
Después de oír esto, desde el borde de una nube del cielo, podía verse cómo los dos ángeles cómplices sonreían satisfechos.



·         Mensaje y valor educativo del cuento:

Este cuento, a diferencia de otros que os he mostrado anteriormente, quizá no tiene un mensaje educativo concreto, pero no puede negarse que está lleno de humanidad y valores que, en las fechas en las que nos encontramos, dan que pensar tanto a niños como a adultos, ya que trata de enseñarnos cómo en vez de pedir continuamente paz, amor, salud… y otros muchos valores muy necesarios, aunque también muy abstractos y generales, debemos poner nuestros propios medios para verlos cumplidos; es decir, no podemos limitarnos a pedir, sino que debemos poner de nuestra parte por ver cumplidos nuestros deseos.

¡FELIZ AÑO NUEVO!

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